Cosas que aprendí haciendo carreras de karts

Hay que detenerse a pensar en las cosas que nos pasan en la vida, y sacar lecciones de ellas. Algunas veces conseguimos aprender cosas nuevas, pero no pocas veces nos sirven para recordar aquello que tenemos olvidado, o que no las hemos tenido en cuenta adecuadamente.

Eso me pasó hace unas semanas haciendo carreras de karts con unos amigos. Aprender, lo que se dice aprender, no las aprendí. Ya las sabía. Pero es más eficiente recordar las cosas cuando te pasan, que releyendo la teoría en un libro (o en un blog). Vamos a ello.

La historia

Hace algo más de un año, quedé con unos amigos (José Manuel y Fernando) para correr en karts y pasar un día de lo más agradable. La idea me pareció estupenda y, aunque pasamos un día fenomenal (comida en un buen restaurante y sobremesa incluidos), en lo que se refiere a los karts, en mi caso, fue un pequeño desastre.

Algunos derechos reservados por CliffMuller (Flickr)
¡El de la foto no soy yo! Algunos derechos reservados por CliffMuller (Flickr)

El kart que me dieron no iba demasiado bien (todo lo contrario). Soy de constitución física más bien grandote (digamos que «no soy de los que pasa por debajo de la puerta»), y reconozco que el hecho de que mi kart se quedara asfixiado en las cuestas me hizo sopesar empezar a comer y cenar única y exclusivamente lechuga todos los días. Además Jose y Fernando son dos cracks corriendo en kart: en un plazo de 10 minutos me doblaron varias veces. En mi defensa diré que mi kart debía tener efectivamente un problema. Íbamos con los hijos, e hice otro turno en otro kart con dos plazas, adaptado para poder montarte con un niño. Y éste último kart iba más rápido que el primero (abstenerse de hacer la bromita de que fue gracias a mi hijo 😉 ).

Afortunadamente, la vida te concede segundas oportunidades. Hace un mes, con motivo de su cumpleaños, Jose nos propuso a unos amigos reservar el circuito y pasar un buen rato. Todos mis mecanismos mentales de defensa saltaron al unísono: miedo a repetir el rídiculo (no conocía a la mayoría de la gente), complejos varios, etcétera etcétera etcétera. Pero era una ocasión especial para José Manuel (un gran tipo y un gran amigo) así que tragué saliva y dije que adelante (le recordé el episodio anterior, para que no tuviera demasiadas altas expectativas, y comprendiera mis pequeñas reticencias).

No voy a enrollarme más. Lo pasé fenomenal. Disfruté como un enano e incluso quedé «en la zona noble de la clasificación», de mitad para arriba. Y no fue por azar.

Lo que aprendí/recordé

Ser objetivos para vencer temores y complejos

Que una vez fuera mal, no quiere decir que siempre vaya a ser así. Yo no soy especialmente habilidoso pero, siendo objetivos, los problemas de la primera vez fueron, en gran medida, un coche en malas condiciones y un miedo excesivo conduciendo, que me hacía tomar demasiadas precauciones, como coger las curvas demasiado despacio. Era altamente improbable que me volvieran a dar un coche malo (es un sitio de garantías). Además, a poco que lo pienses, puedes chocar, salirte del circuito, sí. Pero los karts son muy bajos y por tanto muy estables . ¡Es absurdo pensar que vas a volcar o partirte el alma! No hace falta ser físico para saberlo, pero pensarlo siendo físico … Así que, lo primero:

  • Confianza en los medios (el coche)
  • ¡Fuera los miedos irracionales!

Fuera el miedo al fracaso

En línea con lo anterior, muchas veces no hacemos las cosas por el miedo a hacer el ridículo. En mi caso era absurdo: el objetivo era pasar una buena tarde con unos amigos. No era una competición. Si hubiera sucedido lo de la primera vez, pues nos reímos todos un poco y mejor que mejor.

No podemos dejar que el miedo al ridículo, al fracaso, nos impida hacer cosas en la vida, en el trabajo. Hay que fijarse únicamente en las consecuencias. Si son realmente malas (deterioro de la imagen, pérdidas económicas, un despido…) entonces sí que hay que sopesarlo dos veces. Pero no siempre es así, y conviene meditar sobre esto antes de decir que no a algo.

Asumir riesgos y experimentar

Una vez que llegué a la sesuda conclusión de que no me iba a partir la cabeza, mejor que repasar las ecuaciones físicas del asunto, pisar acelerador y adelante. Y, efectivamente, no hace falta coger las curvas a velocidad abuela con bastón. Las leyes de la física no están equivocadas. Estaba 99% 🙂 convencido de que nada malo me podía pasar, aun saliéndome de la curva o chocando con las neumáticos que rodean el circuito.

Yo no cogería un Fórmula 1 y me pondría a 300 km/h el primer día, sin levantar el pie del acelerador en las curvas. La lógica juega a mi favor. Pero en caso de los karts es distinto. Puedes asumir riesgos controlados, sin temor a que pase nada malo. ¡Y disfrutar!

Cuantificar

Queramos reconocerlo o no, todos tenemos un lado friki. En mi caso, por deformación profesional, grabé la trayectoria de la carrera con el GPS de mi móvil. Y eso me permitió ver algunas estadísticas. Para empezar, no fui a efectivamente a 300 km/h 🙂 La velocidad media fue de unos 44 km/h (en mi caso), siendo la máxima de 54 km/h. No es para despeinarse (y menos en mi caso).

Tener datos nos ayuda a conocer mejor las situaciones, y a ponerlas en contexto y relativizarlas, todo esto fundamental para tomar decisiones acertadas antes, durante y después.

Al margen de esto, llevo mi recorrido grabado en el móvil, lo puedo ver en Google Earth, y recordar de vez en cuando lo bien que lo pasamos.

¡Diversión!

El sentido del humor, la capacidad de disfrutar y divertirse, son fundamentales en cualquier parcela de nuestra vida, y también del trabajo. Hay que disfrutar con lo que uno hace. Nosotros pasamos una tarde estupenda, haciendo tres tandas (entrenamiento, clasificación y carrera), y comentando y riéndonos entre unas y otras. Es parte de la jornada.

En el trabajo, estar 8 horas (mínimo) en la oficina y no tratar de poner las dosis adecuadas de sentido del humor y diversión, va en contra de todos: de los equipos humanos y de los objetivos del proyecto.

Conclusiones

No es que a estas alturas de la vida uno descubra todo lo anterior. Pero, como apuntaba antes, hacer autocrítica de las cosas que nos preocupan o han salido mal,  y tratar de sacar, o refrescar, lecciones aprendidas, resulta fundamental.

Por lo demás, recuerda:

  • Vence tus temores y complejos. Analiza sus motivos, puede que sean infundados.
  • Asume riesgos (¡controlados!)
  • No dejes todo a la subjetividad, ¡mide, cuantifica lo que puedas!

Y, sobretodo, diviértete y disfruta de la vida. Y de la compañía de tu familia y tus amigos.

¡Gracias por leerme y hasta la próxima entrada!

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9 comentarios

  1. Hola Ángel,

    hace tiempo que veo muchos miedos por ahí, sobre todo en entornos laborales.

    No te cuento nada nuevo, hace tiempo que me apetecía escribir un blog con todo aquello que quería hacer público. En parte me daba miedo. Cuando comento en otros blogs no escribo en el mismo tono, por respeto a vosotros. Además que con todo lo que se dice de la reputación online, pensaba que escribir cosas en plan antisistema de forma bastante directa, como hago yo, podía perjudicarme cara a encontrar trabajo.

    Llegó un momento que decidí que me daba igual. Escribo y hago (de esto también hablaré en el blog) cosas que hasta cierto punto podrían salirse un poco de la normalidad, pero es que esa soy yo. Si no, sentía que me estaba reprimiendo y también me sentía mal. En realidad, analizándolo, es que no tengo nada que perder. No sé si ganaré algo pero perder no, eso lo tengo clarísimo.

    Me ha gustado mucho la entrada, bueno, a ver si algún día te escribo algo más original, que siempre te pongo lo mismo 🙂 🙂 :).

    Saludos

    1. Gracias Carolina!

      Muy interesante lo que planteas. El difícil equilibrio entre el qué decir y cómo decirlo, sin que te salga el tiro por la culata.

      Yo me suelo aplicar la fórmula de intentar lograr lo que quiero. A veces es hacer notar que estoy cabreado. Otras, transmitir una idea, hacer reflexionar. Pero siempre desde el respeto, claro.

      Por lo que dices y lo que te leo, no pienso que hagas algo muy distinto.

      Gracias por leerme y comentar!

      1. Sí, más o menos es como dices, aunque tampoco quiero dar la impresión de que estoy cabreada con el mundo porque sí. A veces, las cosas que escribo vienen de conversaciones que he tenido con otras personas.
        A este paso vas a ser un crack con los karts. No es nada malo ser grandote, todo lo contrario. Y si eres grandote en todos los sentidos, eso que ganas 🙂

  2. Muy buenas, Angel. Te respondo por alusiones, ya que fui quien te lio para que vinieras y me alegro de además de pasarlo bien hayas sacado todas estas conclusiones.
    Ya sabes que a mí me encanta esto del motor y jugaba con ventaja porque ya había superado algunos miedos al respecto hace tiempo. Aún así recordarás como rompí mi coche y no pude acabar la última vuelta (con lo que no salía muy bien posicionado en los resultados finales a pesar de ser el homenajeado, je,je).
    Totalmente de acuerdo con la aplicación de tus conclusiones al mundo profesional y personal, porque no olvidemos que en nuestro dia a dia en multitud de ocasiones dejamos de hacer cosas o no las disfrutamos adecuadamente por temor, no asumir ciertos riesgos, no disfrutar y tomarnos un rato para analizar los resultados.
    Muchas gracias por recordarme lo bien que lo pasamos y a ver cuando lo repetimos.
    ¡Un abrazo!

    1. Gracias Jose ! Lo de romper el coche da para ampliar la entrada: sabes que fuiste el mejor y el ganador moral 🙂

      La revancha, cuando quieras. Pero avisa para practicar y alimentarse a base de lechuga 🙂

      Un abrazo!

  3. Fántastco post sobre el miedo.
    El miedo ese fenómeno, que como bien dices nos bloquea, pero que no nos olvidemos, también nos protege.
    Como casi todas las cosas en esta vida, lo mejor es gestionarlo para encontrar ese punto de equilibrio óptimo. El equilibrio donde seamos nosotros los que controlemos al miedo y no el miedo a nosotros. Creo que esto es lo que te paso en esta tu segunda visita Ángel.

    Por cierto Ángel, comentas que eres un poco friki. Poco?. Como mola la app gráfica de tu vuelta … así sois los frikis de guaysss!!!

    A disfrutar aprendiendo. O tal vez, aprender disfrutando. Que mas da!!!

    Como siempre, Un placer leerte Ángel !!!

    1. ¡Muchas gracias Ana!

      Efectivamente, es un post sobre el miedo. Y sobre cómo gestionarlo y vencerlo. Cómo quitarnos los prejuicios y valorar las situaciones objetivamente. Y disfrutar el momento.

      Dicen los psicólogos que el miedo paraliza, a no ser que haya un plan que nos haga ponernos en acción. O, pienso, que saquemos grandes dosis de autoconfianza para emprender nuevos proyectos.

      ¡Muchas gracias por aportar!
      8)

      PD: Me encanta cacharrear con el GPS. Da lugar a múltiples posibilidades 🙂

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