Hace poco he leído una interesante entrevista a Marc Rougier, presidente y fundador de Scoop.it!, la red de curación de contenidos. En ella, Rougier afirma:
A los estudiantes de todas las edades se les debe enseñar a buscar, seleccionar, calificar (y por tanto descalificar), después enriquecer con sus propios pensamientos, y entonces usar y compartir información. (Marc Rougier)
Buscar, seleccionar, calificar, enriquecer, usar y compartir información. Como principio no está nada mal. Máxime cuando estamos expuestos a una ingente cantidad de información desde las redes y medios sociales. De hecho hacemos más bien lo contrario: nos llega un enlace vía Twitter, Facebook, LinkedIn o lo que sea, y no pocas veces lo compartimos sin ni siquiera llegarlo a leer, simplemente en base al título del mismo. Y, por supuesto, debido a esa cantidad de información, muchas veces nos perdemos contenidos realmente interesantes, que se pierden entre el aluvión de trinos y estados de Facebook.
Es por eso que ahora están muy de moda los servicios de curación de contenidos, como Scoop.it!
Cómo aprendimos (los de mi generación)
Hace tiempo que dejé la enseñanza (fui profesor de secundaria y bachillerato durante 4 años), pero no creo que tenga mucho sentido hoy en día mandar un trabajo a los alumnos sobre la Historia de El Pilar de Zaragoza. Porque antes fusilábamos la enciclopedia, pero al menos nos teníamos que copiar (a mano o con la máquina de escribir) el artículo de turno. Que tampoco aporta nada, dicho sea de paso, al margen de abundantes dosis de frustración al tener que repetir páginas enteras por errores tontos llegando al final. Ahora, ni eso.
La obsesión de nuestros padres y profesores era que aprendiéramos a buscar cosas en la enciclopedia, yendo de artículo en artículo hasta llegar a la respuesta.
El problema es que ahora puede que haya muchas respuestas. Ahora no basta con Wikipedia.
La obsesión de los padres y profesores de nuestros días debería ser enseñar a buscar información relevante en la red, filtrar y valorar adecuadamente, añadir valor (comentarios, más información, …) y compartir información con los demás.
Resolver problemas interesantes y liderar
Ya estaba yo tardando en mentar a Seth Godin en todo esto. En su libro Linchpin, Godin dice:
¿Qué deberían enseñarnos en la escuela? Solo dos cosas.1. Resolver problemas interesantes. 2. Liderar. (Seth Godin)
Resolver problemas interesantes y liderar. Lo esencial es la palabra interesante. Saber cuándo se terminó el Pilar puede ser curioso e informativo, pero no interesante (en el sentido que nos ocupa). Claro que, previo a esto, habrá que saber discernir los problemas que son interesantes de los que no.
Y luego está la cuestión del liderazgo. Necesitamos verdaderos líderes que sepan crear un futuro, o reconducir el presente. Líderes de verdad, no personajillos de turno con escasa o nula preparación (y sí mucha ambición y/o ego) y que están donde están por los motivos que todos sabemos o imaginamos. Líderes que guíen a la sociedad para que pueda afrontar los problemas de hoy y los retos del mañana.
Hacer preguntas interesantes
En mi opinión, resolver problemas interesantes pasa por hacer preguntas interesantes. Para empezar, uno no tiene por qué saber de todo. Pero si le cuentan algo, lee algo, la capacidad crítica que he mencionado antes pasa no solo por tratar de entender, sino por preguntar para cubrir aquellos huecos que queden. Las preguntas enriquecen el debate, hacen entender mejor la situación al que la cuenta, y abren perspectivas de futuro (¿qué es lo siguiente?)
Y ahí ganan los niños por goleada.
En algún momento de nuestra vida, la capacidad de hacer preguntas, sin miedo a que estemos diciendo algo estúpido, de parecer tontos, se desvanece (o desaparece del todo). Como con las redes sociales, oímos y leemos, pero no escuchamos y pensamos críticamente. Y encima, en muchos casos, compartimos la información sin haberla pasado por nuestro tamiz personal, sin hacer un análisis crítico de la misma.
Y hablando de niños y de preguntar , no puedo evitar referirme a los clásicos, a Les Luthiers más concretamente;), y su Gallinita dijo Eureka.
Epílogo
Creo que los trabajos que más veces tuve que hacer a lo largo de la antigua EGB fueron:
- El Pilar de Zaragoza
- Goya
- Rimas y Leyendas, de Bécquer
Así se me va a olvidar que Goya nació en Fuendetodos, provincia de Zaragoza, y que Bécquer escribió Cartas desde mi celda en el Monasterio de Veruela (en Zaragoza, claro). A estas alturas ya te habrás dado cuenta de cierta correlación entre el sistema de enseñanza y el lugar donde uno nace. Pero, más allá de desarrollar mi memoria, aportarme conocimientos y cultura de mi tierra (que no es poco), nada de nada. ¿Y la capacidad de pensar y de crear, de plantear preguntas?
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