No conozco a un solo emprendedor que supiera realmente lo que estaba haciendo, ni las dificultades a las que iba a enfrentarse, en el momento en el que decidió emprender. Al contrario, todos los emprendedores que han alcanzado ciertas cotas de éxito dicen lo mismo: fracasé y triunfé, pero aprendí de mis errores y aciertos.
El desconocimiento y la aversión al riesgo llevan al inmovilismo. La pasión y la determinación a todo aquello que merece ser hecho y vivido.
Recuerdo cuando mi mujer y yo decidimos ser padres por primera vez. Todo eran miedos y desconocimiento. Y pese a ello, pese a que nadie medianamente honesto consigo mismo puede creer que sabe a lo que se enfrenta, tuvimos a Jorge, nuestro primer hijo.
Antes fuimos a clases de preparación al parto, leímos libros y revistas, preguntamos, observamos. Recabamos toda la información que nos fue posible. En el hospital todo es fácil pero … Luego pilotas solo. Como buenamente te dice tu instinto.
Pese a todos los miedos e incertidumbres, lo tuvimos. La pasión venció al desconocimiento. Y hasta repetimos la experiencia dos veces más (una de ellas, con un par … de mellizos). Acertamos, fallamos y aprendemos cada día. Y disfrutamos, pese al enorme esfuerzo que supone.
Igual que emprender. Supongo.
Siempre he dicho que prefiero tener a la persona más motivada, con más determinación y con más ganas de aprender, que al mejor técnico.
¡Gracias José! La verdad es en que la discusión sobre este tema en Facebook ha sido apasionante.
Personalmente creo que antes se sobrevaloraba el conocimiento sobre la motivación, y ahora está pasando justo lo contrario. Sí es cierto, sin embargo, que lo que no debe paralizarnos nunca es la falta de conocimiento. Éste se adquiere, las más de las veces, cuando uno se pone realmente con las manos a la obra.
¡Gracias por comentar!
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