Angela Merkel y cómo (no) gestionar la frustración

Una de las cosas más complicadas de la gestión de personas es gestionar la frustración. Decir No a alguien, negarle algo (aún cuando sea de pura lógica) no resulta siempre sencillo. Salvo que uno tenga empatía cero (que parece ser el caso de la canciller alemana, Angela Merkel). Entonces, debe resultar tremendamente sencillo.

Angela Merkel Gestionar la Frustración Empatía Cero
Empatía cero 🙂 Fotografía por medienmagazinpro en Flickr (https://flic.kr/p/fa9sKf). Algunos derechos reservados

Me estaba acordando de esta importante faceta de la gestión de equipos a raíz del famoso episodio en el que Merkel, en un foro de jóvenes,  explicó a un niña palestina que no todos los inmigrantes pueden quedarse en Alemania y que algunos tendrían que regresar a casa. Y eso que la pobre niña acababa de confesarle (muy emotivamente) que su sueño era estudiar pero que su situación era difícil porque ella y su familia llevaban cuatro años esperando recibir residencia permanente en Alemania. Con un par de narices.

Gestionar la frustración

No voy a entrar en el hecho de si Merkel tiene razón o no, porque opiniones habrá para todos los gustos. Pero, el episodio referido debe hacernos reflexionar más allá de los valores e ideologías de aquellos que gobiernan en estos momentos Europa.

En mi humilde opinión, no creo que la respuesta correcta hubiera sido asegurarle a la niña que su familia tendría la residencia permanente. No al menos desde la óptica del pueblo alemán (o su mayoría), que hacen de las normas su Santo Grial para casi todo. No hay excepciones. Para nadie.

Pero tampoco se puede abusar de la sinceridad. Si el argumento que vas a dar no va a hacer sino agravar la situación busca una alternativa, sin mentir o comprometerte a cosas que no puedes. Y en eso consiste gestionar la frustración. Empatizar y tratar de dar alternativas factibles, cuando lo que desea el otro no es posible o no está en nuestras manos.

Gestionar Frustraciones. Empatía
Empathy. Fuente: b0xman en Flickr

Qué poco le hubiera costado a Merkel dar palabras de ánimo, de motivación. Si la niña dice que se está partiendo el lomo a estudiar, ¿tanto cuesta decir que con trabajo e ilusión se consiguen las cosas? ¿Sería una mala alternativa decir que se van a dedicar más esfuerzos a estudiar casos como ese, para que se tenga una resolución en el menor tiempo posible? (si se tiene intención de ello, por supuesto). Estás diciendo lo mismo (no puedo asegurarte personalmente nada), pero estás ofreciendo una puerta abierta, y mostrando algo de empatía.

Las «malditas» normas

Para dar una respuesta de estas, uno tiene que estar preparado para responder en situaciones no habituales, fuera de los procedimientos. Pero si uno va por la vida con orejeras y no atiende sino a los procedimientos definidos, entonces es realmente complicado gestionar frustraciones y expectativas. Sobre este tema ya hablé en un post anterior (Los Procedimientos en Tiempos de Guerra).

Procedimientos
Fotograma de la película Territorio Comanche, basada en la novela citada de Pérez-Reverte

En el caso que nos ocupa, ni se puede regularizar a todos los inmigrantes, ni se puede negarles a todos el permiso de residencia. Y entonces uno se tiene que ir a a la legislación, a casos particulares y excepciones. Y las normas no puede contemplar todas y cada una de las situaciones, por lo que la respuesta no siempre es un Sí o un No rotundos.

No sólo eso. Al igual que amenazar con las clausulas de un contrato como herramienta de negociación es una mala herramienta de  negociación, negar algo argumentando, lisa y llanamente, que «son las normas», denota muy poco interés, sensibilidad y empatía por nuestra parte. Lo único que puede lograr es enturbiar la situación.

«No porque …» y «No pero …»

El NO nunca es una respuesta, salvo que vaya acompañado de un PORQUE o un PERO. Los motivos son fundamentales, siempre que sean creíbles. Nunca se debe mentir ni comprometerse con algo que no está a nuestro alcance

Si, además, somos capaces de gestionar la frustración dando una alternativa que resuelva el problema a nuestro interlocutor («no te dejo mi coche, pero puedo llevarte yo mismo donde quieras»), evitaremos ser vistos como Angela Merkel. Que, la verdad, no es poco.

¿Gestionas las frustraciones? ¿Alguna experiencia o truco que compartir? Te agradeceré muchísimo cualquier comentario. Y, recuerda, si te ha gustado especialmente alguna frase de este artículo, puedes compartirla fácilmente en las redes sociales seleccionándola con el ratón y dándole a compartir 😉 También verás lo que han compartido otros.

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17 comentarios

  1. Si Merkel ha sido capaz de humillar a todo un pueblo como el griego, humillar a una niña lo hace ya de forma automática.

    Y para gestionar las frustraciones ajenas, lo mejor es dejar que la persona afectada participe en la resolución del conflicto.

    1. Sabía que alguien sacaría Grecia en los comentarios 🙂

      De hecho he de reconocer que empecé un post en el que sostenía que los problemas de Europa provienen de la falta de liderazgo basado en principios y valores, cuando Merkel decidió ponérmelo fácil con la citada escena.

      Buen consejo: involucrar al afectado. Tomo nota.

      ¡Gracias por aportar!
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  2. ¡Hola Ángel!

    Me has copiado un tema del que iba a hablar en mi blog, aunque lo haré de todos modos desde otra perspectiva.

    Francamente, me sorprende que la gente, a estas alturas, no se haya dado cuenta de que Merkel no tiene empatía. Es decir, ¿tenemos que verla con un puñal en la mano clavándoselo a alguien para pensar que tiene empatía 0?

    No tiene, por tanto no puede mostrarla. No le importan las personas, le importan los números y que todo esté tan cuadrado como su cuadrada cabecita. No olvidemos la que está liando en su propio país, donde el nivel adquisitivo ha bajado, los sueldos también, y por tanto la calidad de vida de los alemanes. Y ella mientras tanto encantada de haberse conocido, como los demás burócratas que hay en Europa, esos que en una empresa la llevan a la ruina y aún siguen diciendo que tenían razón…

    Me ha gustado cómo has hablado de la falta de empatía, y también la alusión a Territorio Comanche de Pérez Reverte, alguien que precisamente es obvio que tiene empatía, mucha, por eso se le revolvían las tripas al ver cómo se mataba gente mientras personas como Merkel de todas las profesiones se ocupaban de cosas más «importantes» que de que muera gente inocente.

    Hablo de gente como Merkel en una entrada aunque referida al mundo empresarial, a jefes que ningún CEO debería contratar, pero da igual en qué trabajen, actuan de la misma manera: http://www.metodosedona.com/2015/07/atencion-ceos-directivos-los-que-no.html

    ¡Un saludo!

    1. ¡Gracias Ana! Es todo un honor que alguien de tu experiencia «valide» mis ideas y puntos de vista, y le encajen.

      En el vídeo, a Merkel le falta la voz metalizada de un robot, y ya será perfecto. Igual que tenemos la escala Kelvin para medir temperaturas, deberíamos tener la escala Merkel para medir empatías. El valor más pequeño de empatía, el mínimo alcanzable, sería el de 0 Merkel (en honor y justa referencia a la canciller alemana).

      Totalmente de acuerdo en lo que dices en el comentario y el artículo (que, por cierto, he compartido). No es un problema de maldad sino de falta de principios sostenidos por valores, más allá del mero objetivo del cumplimiento de unos objetivos (totalmente subjetivos, por otra parte).

      ¡Gracias por aportar!
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      1. Jaja, no soy tan osada como para atreverme a validar nada que venga de alguien tan grande como tú. Esto me recuerda una conversación el otro día con un colega que tenía problemas cuando su cliente tenía un cargo muy alto en una gran compañía, y me preguntaba por mi «truco».

        Le dije que no tenía ni truco ni mérito, me viene de serie no dejarme impresionar por los títulos o el status de las personas, pero sí lo hace la amabilidad, la gente brillante, gente como tú que hacen algo extraordinario todos los días.

        Oye, ¡lo de la escala Merkel de empatía deberías registrarlo! Me ha encantado, jajaja. Un abrazo

        1. Sí, mi mujer también me dice que estoy grande 🙁 ¡A ver si empiezo la operación bikini de una vez por todas! 😀 😀 😀

          Grandes sois los que me leéis. Eso, y que tengo un público muy agradecido.

          Coincido contigo en que hay cosas que no se pueden hacer tirando de recetario, sino que van en cómo nos relacionamos con las personas.

          ¡Gracias por aportar!
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    2. Por cierto, espero impaciente la entrada que te «he pisado» 🙂 Compártela con nosotros en los comentarios, cuando la tengas 😉

      1. Tú no me has pisado nada, en todo caso lo haré yo a tí, porque está a medias aún, eso me pasa por dejarme llevar por la emoción cuando escribo que te dije (y lo retiro) que me habías copiado la entrada, porque no sé cómo rectificar el comentario, si no lo hacía.

        Escribiré cien veces: tengo que escribir más despacio y pensar antes de escribir. 😉

        1. ¡Ana, está perfectamente claro y entendido! No hay nada que rectificar.

          Esa pequeña gran comunidad que formamos los que nos leemos y comentamos con cierta asiduidad tenemos una visión bastante parecida de las cosas, por lo que es normal que nos vengan a la cabeza (¡y el teclado!) cosas similares de las que hablar. A mí, personalmente, me resulta gratificante cuando alguien me dice que opina parecido, hasta el punto de estar pensando escribirlo en un post, o haberlo hecho ya.

          ¡Gracias por todo, Ana!
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  3. Hola compis, as usual, mi SI a todo lo comentado.

    Sobre el tema de la Señora Merkel, prefiero ni hablar de como es ELLA. lo que a mi más me preocupa es todo los «lame …» que estan al lado de ella de tantos países. De todos es sabido cual es el resultado de multiplicar por CERO. Pues así nos va la EMPATIA de EUROPA … CERO!!!

    En Mayo asistí a este evento http://www.arandaconsultora.net/gestiona-tus-emociones-entrena-tu-cerebro/ de Elsa Punset. Hubo un momento que dejo claro que ojo con la empatía en las Redes social. Elsa llego a comentar que hay «Cero de empatía» en muchas de las ocasiones.

    Yo desde entonces le estoy dando vueltas al tema y quiero pensar que no es verdad. Mi reflexión, por ahora, es que no nos sabemos mover con demasiada soltura y que la empatía en estos NUEVOS MEDIOS es muy distinta y difícil de gestionar.

    Abro debate: ¿Que opinais amigos comentaristas?

    Un besote enorme desde Zarautz a todos, en especial a la «peña del Taller de Comentaristas».

    1. Pues creo que tienes bastante razón tocaya. Hay mucha «no empatía» disfrazada de empatía. Es decir, en las redes hay personas que van de muy super progres defensores de los derechos de los demás, pero sólo cuando esos derechos tienen que ver con lo que ellos piensan, si no, como dices multiplican por cero. Todo lo que hacen otros que no piensan como yo está mal, lo que yo hago o digo como lo hago «desde el amor» está bien, por tanto es justificable.

      Y claro, hasta los maltratadores de mujeres dicen que les pegan «porque las quieren» y todos sabemos que no es verdad. Pero es cierto que como tenemos mucho acceso a información hoy en día nos parece que eso significa que lo sabemos todo, y obviamente no es así. La empatía no es conveniente, es justo lo contrario, es que sientas el dolor de otro aunque no te caiga bien.

      1. Coincido totalmente contigo Ana.

        En las RRSS nos hacemos la imagen que queremos (o, al menos, hasta el punto que somos capaces). Un comentario lleno de sensibilidad puede ser simplemente el fruto de horas de reflexión para mantener una imagen de marca personal.

        Como digo en el comentario de Ana (Aranda), afortunadamente, la empatía está en el coto reservado de cosas que la tecnología jamás podrá transmitir.

        ¡Gracias por aportar!
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    2. La empatía CERO existe, y Angela Merkel es un ejemplo claro de esto. En el vídeo, cuando la niña palestina rompe a llorar, ella va a consolarla pensando que llora porque cree que lo ha hecho mal EN EL PROGRAMA; que la pregunta no la ha hecho bien. Ni se le pasa por la cabeza lo que la niña piensa, sufre y padece en su día a día.

      Por otro lado, la empatía no puede medirse en las redes sociales (blogs, por supuesto, incluidos). A veces, por ejemplo, recibo comentarios bastante personales en este blog, hasta el punto que sabes que, contestes lo que contestes, o metes la pata o quedas fatal. Los pienso, los repienso, los requetepienso, y al final encuentro la forma de contestar.

      No estamos cara a cara, en el momento. En las RRSS tenemos tiempo y formas de contestar de maneras, cuando menos, políticamente correctas. En una situación parecida, Merkel, en un blog, no habría publicado esa respuesta. Aunque solo sea porque un asesor de comunicación hubiera puesto el grito en el cielo.

      Lo que sí puedes mostrar es la NO EMPATÍA. No reparar en una respuesta que pueda herir al otro. Pero la empatía, me temo que, afortunadamente, es una de esas pocas cosas que la tecnología nunca podrá ayudar a transmitir.

      ¡Gracias por aportar!
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  4. Hola Ángel,
    para mí, empatía cero hay mucha. Ya podía ser Merkel la única…
    La parte que has nombrado de las normas me ha recordado al trabajo social. Está todo demasiado legislado.
    En relación a lo que comenta Ana, no sé si ella se refiere a esto exactamente, la empatía en las redes sociales muchas veces me recuerda a la que hay en los comentarios de las noticias de los periódicos. En el Heraldo, cuando sacaban algún parado de larga duración la gente en los comentarios básicamente le culpaba de su situación.
    Abrazos 🙂

    1. ¡Gracias Carolina!

      Efectivamente, gente con 0 Merkels (el cero absoluto de la empatía) hay mucha. Más de lo que parece.

      Muy buena observación. Efectivamente en Trabajo Social imagino que tendréis que ir «bordeando la legislación», buscando recovecos o haciendo la vista gorda. Y en esa profesión, sin empatía …

      Por otro lado, no sé si se puede hablar de demasiada empatía. En mi caso, si tengo demasiada empatía con mis clientes, proveedores y compañeros, corro el riesgo de no tomar decisiones objetivas y razonables. Eso siempre es un punto de discusión cuando imparto formaciones.

      En Trabajo Social imagino que pasa algo parecido. Si tienes «demasiada» empatía (si, insisto, tal cosa es posible), corres el riesgo de implicarte «demasiado». Interesante debate.

      Los comentarios en los periódicos son de libro … de psicología. Ahí sale lo mejor y lo peor de cada cual. Y alguno, a la vista de sus comentarios, «se lo tendría que hacer mirar».

      ¡Gracias por aportar!
      8)

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