Sería a finales de los 80 cuando un avispado comercial se presentó en la casa en la que vivíamos para hacerme un test y ver mis aptitudes para la programación. Yo por entonces rondaría los 15 o 16 años, pero el resultado os lo podéis imaginar: un crack. Y no porque realmente lo fuera (que, dicho sea de paso, no lo soy), sino porque el test iba con una oferta irrechazable para formarme en el prometedor (por entonces) mundo de la informática y la programación en una academia de mi ciudad natal.
No puedo evitar acordarme del famoso cortometraje El Vendedor de Humo, que comparto con vosotros.
Os prometo que me costó muchos años entender el no de mis padres por respuesta (pese a lo cabezota que seguramente me puse). Yo tuve mi primer ordenador en el año 84 (un Spectrum 48K) y me apasionaba la programación, devoraba revistas sobre el tema, soñaba con desarrollar juegos como Pyjamarama o Everyone’s a Wally, y mis ídolos no eran futbolistas sino la gente de Dinamic Software (sobre lo de montar mi propia empresa os hablo otro día) . Pese a mi empeño y pasión, y a que mis padres se partieron el lomo con nosotros y nos dieron todo lo que quisimos (y más), renunciando ellos mismos a muchísimas cosas, tuvieron la lucidez de darse cuenta de lo absurdo de la propuesta.
Recordaba yo este episodio de mi adolescencia al leer unas declaraciones de la empresa Talentum, de las que se hacía eco Javier Garzás en su blog: ¿Talentum – Telefónica forma en 4 meses a un programador? ¿Cómo? ¿Magia? ¿milagro? No puedo estar más de acuerdo con el artículo de Javier, pero son tantas las ideas que me rondan la cabeza que me veo escribiendo mi propio artículo sobre el tema. Un artículo trufado de perogrulladas, falacias e incoherencias, con tintes más bien propagandísticos y mensajes para un público objetivo (entre el que, claramente, no me encuentro).
Falacias y perogrulladas del artículo
Perogrullada #1: «Algunas empresas tecnológicas han decidido que ya no es imprescindible tener un título universitario para ser contratado como programador»
Sí, y la tierra es redonda y gira alrededor del sol. ¿Y? ¿Alguna novedad?
Para empezar, decir algunas empresas ya es significativo. ¿Cuántas? ¿Un 90% o un 1%? También convendría aclarar qué es un programador, no sea que se refieran a lo que en el argot se llama «picar software» (por cierto, que ya hablé de esto de picar en un artículo anterior). Si es así, conviene recordar que el trabajo de programador, en el sentido anterior, tiene los días contados:
- La programación será con toda probabilidad una asignatura más en las aulas, como lo son los idiomas. Ya se enseña en muchos colegios entornos y lenguajes de programación como Scratch.
- Existen multitud de entornos que te permiten desarrollar aplicaciones fácilmente como, por ejemplo, APP.NET (que tuvieron la amabilidad de contactar conmigo hace menos de un año).
- La industria va en esta línea. Vuelvo a citar a Javier Garzás, esta vez en un artículo de hace más de dos años, pero de total vigencia: ¿Se van a necesitar cada vez MENOS programadores?
Algunos datos adicionales en el artículo que no deben escapar a nuestra atención:
- El 71% de los alumnos que tienen en el Programa de la Fundación Telefónica tienen un título universitario. Por supuesto ellos dirán que es porque no tuvieron una formación adecuada. Yo más bien creo que es porque se ven capaces de poder formarse en las tecnologías en cuestión, gracias a su formación.
- Sólo el 23% de las vacantes de empleo TIC creadas el año pasado en España estaban destinadas a un primer empleo. El resto, exigía experiencia (siendo del 56% para profesionales entre 5 y 10 años de experiencia) ¿De verdad son tan altas las expectativas de empleo, cuando pesa mucho más la experiencia que un curso especializado)
Como de costumbre, son los datos (bien interpretados) los que no mienten. El resto, es vender humo.
Falacia #1: “Las entrevistas ya no las hacen los departamentos de recursos humanos, sino técnicos que evalúan la capacidad de reacción y de resolución de problemas reales”
Las entrevistas para un puesto de trabajo en cualquier empresa medianamente seria pasan por recursos humanos JUNTO CON el departamento técnico correspondiente (o la dirección, dependiendo del puesto al que se aspire). De hecho, si te hace una entrevista SOLO recursos humanos, desconfía. Puede que directamente estés ya descartado.
Recursos humanos tiene que participar necesariamente en la selección de la persona. No solo por valores personales que normalmente pasan por alto al común de los expertos técnicos, sino para evaluar la adecuación de la persona a la cultura de la organización.
Cualquier otra fórmula me parece, de salida, poco seria. Y poco profesional.
Y, por cierto, si lo que se apunta en tal afirmación es la elaboración de «exámenes» técnicos, van por mal camino. Hay muchas formas de saber la capacidad de alguien para programar, no necesariamente encerrarlo en una sala con papel y bolígrafo.
Perogrullada #2: “El objetivo es romper con la titulitis y detectar talento”
No. El objetivo es contratar a una banda de psicópatas que destruyan la organización entera 🙂
¡Claro que las empresas buscan talento! Y el talento puede estar asociado o no a los títulos. Las cosas ya no son «contratemos a Martínez porque estudió Ingeniería Informática». Yo llevo más de 20 años en el mundo laboral y jamás me han contratado por los títulos (¡y tengo dos carreras y un máster!) Y he tenido entrevistas de todos los pelajes: en unas me han cogido, en otras me han rechazado, en otras han dudado … Los títulos no son la prueba del algodón. Pero, sin serlo, sí demuestran al menos la capacidad de una persona de haber superado el reto intelectual y de esfuerzo personal que supone tener un título. Y, eso, sí dice algo a su favor.
Falacia #2: «Las empresas evolucionan a mayor velocidad que los centros educativos y el hecho de contar con una titulación universitaria ya no es sinónimo de estar a la altura de lo que demanda el mercado, al menos en lo que respecta a las habilidades tecnológicas».
Pues, teniendo razón, mira por dónde están haciendo lo que comúnmente se llama echar piedras contra el propio tejado (o escupir hacia arriba, según se prefiera).
Las empresas evolucionan necesariamente a mayor velocidad. Los motivos son tristemente lógicos: a la desconexión de los temarios (y de gran parte del profesorado) de las tendencias en la empresa, se une la poca flexibilidad del sistema educativo a incluir cambios de alcance en los contenidos.
Por eso precisamente la mayor parte de formación es, bien autoformación, bien formación interna. Tengo la suerte y el placer de formar a otros a través de empresas de formación como Euroforum o ESIC, por lo que soy poco sospechoso de dudar de la necesidad de formadores externos. La formación externa debe ser adaptada en contenidos, en tiempos e impartirse en el momento adecuado. Tiene mayor valor cuando se trata de un acompañamiento más que de una burda instrucción en una determinada materia. Ya hablé algo sobre ello en el famoso artículo sobre si quieres tu MBA o tu TUMBA.
Algunas reflexiones finales
¿Hacer un curso de cuatro meses de Liferay abre tantas expectativas laborales? Liferay es una buena plataforma, pero no todas las empresas demandan Liferay. Y esto es solo un ejemplo. Es mejor tener profesionales con una formación integral, que sean capaces, hoy, de desarrollar un proyecto en Liferay y, mañana, en cualquier otro gestor de contenidos.
Y eso tiene mucho que ver con la capacidad de aprender. Que, a su vez, no garantiza pero sí facilita una formación universitaria.
La Universidad te enseña, fundamentalmente, a pensar. A pensar como un físico, un matemático, ingeniero, arquitecto, médico, abogado … Pero a pensar y a resolver problemas.
Y, por supuesto, hay mucha gente con una capacidad enorme de pensar y aprender que no tienen ningún título universitario. Es decir, pensar en el título universitario como una condición sine qua non sería otra falacia enorme del sistema. Pero pensar que un curso de unos pocos meses (con o sin título oficial) te capacita como profesional, es si cabe un error mayor. Puede abrirte una puerta laboral (que no es poco), pero no te convierte, per se, en un profesional.
Por supuesto, una de las mejores inversiones que puede hacer uno en sí mismo es en formación. Hay mucha y muy buena oferta, pero conviene tener los pies en el suelo y saber qué te ofrece cada opción. No digo que Talentum no lo sea, y entiendo los mensajes comerciales que pueda haber detrás (máxime en un medio con la difusión que tiene el diario en cuestión). Pero tengamos los pies en el suelo: en cuatro meses lo más que uno puede aprender es eso: un lenguaje, una metodología, … Y, al ritmo que cambian las cosas, me temo que hoy en día eso no es suficiente.
Se necesitan profesionales versátiles, capaces de aprender y aprehender nuevos retos, metodologías y tecnologías.
Todo lo demás es pan para hoy y hambre para mañana.
Varios MOOCs nunca podrán sustituir a una carrera universitaria.
Pero también es cierto que cada día aparecen nuevas habilidades que no necesitan de 6 años para poder desarrollarlas.
Cada microhabilidad necesita de su microcurso. Y no quita una cosa a la otra.
Esa esa es la idea #Jerby.
Para empezar, todos sabemos leer y escribir, lo que a su vez nos permite desarrollar otras habilidades. O nos han enseñado a memorizar, que permite otras. Y así puedo seguir: el razonamiento lógico, … Aunque lo pueda parecer, el artículo no pretende incidir en la polémica sobre si un título universitario es necesario para el desarrollo profesional o no (te adelanto que mi opinión es que no).
El principal mensaje es que no puedes formar un profesional en 4 meses, salvo que sea en algo muy específico y con altísima demanda. Cuando incorporo a alguien a mi equipo no solo estoy pensando en si sabe programar en el lenguaje que usamos en determinado proyecto, si no en su capacidad de aprender.
¡Gracias por comentar!
8)
Evaluación por competencias versus evaluación pura de conocimientos, me quedo con la evaluación por competencias, es una manera más seria de comprobar si alguien está capacitado para una determinada cuestión o no, un título universitario no demuestra que se tengan todas las competencias (algunas sí).
¡Totalmente de acuerdo!
Entiendo que es muy lógico centrar el foco de esta discusión sobre el hecho de si los títulos son necesarios o no. Y, como tú, me quedo con la evaluación por competencias (esa SÍ da la foto de alguien).
Sin embargo, como comentaba más arriba, el foco de este artículo es quitar el velo sobre esa idea de «haga usted un curso de 4 meses en algo que será un profesional». Cualquier profesión se aprende con el ejercicio de la misma. Pero si nuestra carta de presentación está limitada a un lenguaje de programación, una metodología, o lo que se quiera, adquirida en 4 meses, a mí, personalmente, tampoco me da la foto sobre las capacidades de esa persona.
¡Gracias por comentar!
8)
Mi opinión es que no se puede aprender en cuatro meses lo que se aprende en 4 años, sea gracias a la universidad, la vida o la experiencia. Los títulos de «aquí te pillo aquí te mato» dan una pátina de cierta «sabiduría». Creo que vendría a ser el equivalente de aquellos eruditos de la violeta de antaño. Puede que los estudios no sean la panacea pero, y hablo en primera persona y sin intención de sentar cátedra, a medida que más sabes de algo, más cuenta te das de todas las posibilidades nuevas de aprender que se van abriendo, que aumentan en progresión aritmética a medida que avanzas.
Vaya Ángel, no puedo estar más de acuerdo en absolutamente todo lo que dices, es bien cierto que una carrera no lo es todo, pero como dices ayuda bastante y hay cosas que no se pueden aprender en 4 o 12 meses y punto. Lo cierto es que una carrera te entrena en una serie de habilidades: memorizar, pensar, deducir, que de otro modo es difícil que practiques durante tanto tiempo y por tanto desarrolles.
Con respecto a lo de la entrevista por parte de los técnicos, pues depende porque a veces el de RRHH puede arruinar una entrevista. Me ha hecho gracia, porque mi hermana es informática, con carrera. Está bien donde está, pero le llamaron para una entrevista en una gran empresa española con división informática sin que ella mandara el curiculum.
El «técnico» de RRHH le empieza preguntando por su puesto actual, y ella dice la verdad «me gusta el trabajo que hago y la verdad es que estoy bien donde estoy, respetan mi trabajo, estoy bien considerada…». Le espeta entonces el buen señor que si está tan bien por qué ha mandado el currículum a ellos; ella le contesta muy tranquila y relajada «yo no he mandado mi curriculum» sin dar explicaciones, entonces la persona del área técnica que estaba allí le comenta al de RRHH que fueron ellos quienes le contactaron. La entrevista sigue en el mismo tono beligerante-agresivo le pregunta que si sabe hacer algo que para ella es básico, mientras el informático sonreía por la ignorancia del de RRHH. En ese momento mi hermana empieza a mirar ostensible y frecuentemente el reloj en una clara invitación a que se diera por terminada la entrevista, cosa que a pesar de todo el «técnico» de RRHH no quería hacer.
En un momento dado y antes de que acabara con su paciencia mi hermana dice «¡Bueno! Señores estoy muy cansada después de un largo día de trabajo, si no tienen alguna pregunta importante que hacerme creo que hemos terminado!» La cara de estupor del «técnico» era de risa, mientras el informático se dio cuenta de que no iba a trabajar con mi hermana por una penosa entrevista. Supongo que para el señor este de RRHH dar un cursillo de 4 meses es mejor que tener una entrevista con alguien con carrera. Lo que mi hermana tiene claro es que no piensa trabajar en esa empresa.