El otro día llevamos a mis hijos a Micropolix, «un espacio de 12.000 m2 que simula toda una ciudad diseñada a medida para los niños y para el disfrute en familia.», según reza la publicidad de la misma. Lo cierto es que la experiencia fue muy buena y, aunque con algún pero, me atrevo a decir que es bastante recomendable.
En esa pequeña ciudad, los niños se desenvuelven por la misma: si quieren acceder a determinadas cosas, tienen que pagar dinero con una moneda imaginaria, el Eurix. Les dan una cantidad inicial de 50 Eurix y pueden conseguir dinero adicional trabajando: de cajeros/as en un supermercado, en un hospital, un periódico, …Pueden sacarse el carnet de conducir (previo examen teórico y práctico), sacar dinero en el banco y un sinfín de actividades más.

Un mundo que todos soñábamos de pequeños, pero a escala casi real. Un mundo en el que los niños aprenden a ser médicos, bomberos, policías, guardas de seguridad, inventores, periodistas, …
Un mundo, en definitiva, que ya no existe. O que está a punto de desaparecer.
No pondré en duda el aspecto lúdico y didáctico de Micropolix. Al contrario. Pero como ando últimamente provocando al sistema educativo, tras poner a los niños a estudiar física cuántica, no puedo evitar imaginarme el siguiente Gedankenexperiment (experimento mental).
¿Qué pasaría si unos niños decidieran hacerse emprendedores en Micropolix? ¿Si decidieran montar su propio negocio?

Imaginemos algo sencillo. Supongamos que ponen un puesto de venta de limonada casera. ¿Qué creéis que sucedería?
- ¿Les daría el dinero el banco para montar el negocio? Puede que algún pequeño ideara alguna fórmula para saltarse las normas de la banca tradicional, y consiguiera el dinero mediante crowdfunding.
- ¿Sería realmente ilegal? Evidentemente, si pidieran dinero de verdad por la limonada, estarían infringiendo la ley. Nadie puede ir a un sitio privado a montar su propio negocio, sin más explicaciones. Pero, ¿y si lo que piden son Eurix? En teoría no estarían transgrediendo ninguna norma: el objetivo (al menos el oficial) de Micropolix es que los niños aprendan jugando. Aprenderían una hermosa lección, y disfrutarían.
- ¿Vendrías los vigilantes de seguridad (los de verdad) a retirar el puesto? Ya de paso, ¿no tendría más sentido, llegado el caso, que lo hicieran los propios niños que estuvieran asumiendo en ese momento el rol de vigilantes de seguridad imaginados?
Más aún, ¿qué pasaría si en vez de ser un negocio de limonada, hiciera la competencia alterando el statu quo de algún grupo ya establecido? Economía colaborativa, por ejemplo. Lo cierto es que no había ni taxis ni alquiler de alojamiento pero, recordad, estamos en un experimento ideado. ¿Veis por dónde voy?
¿Y si sacamos los colores a sectores en decadencia? ¿Cómo reaccionarían los aspirantes a periodistas si las noticias se empiezan a difundir por redes sociales, como alguna especia de Twitter, en vez de métodos tradicionales?

¿Qué más cosas se os ocurren? ¿La compra por Internet? ¿Reparto de paquetería con drones, en vez de mensajería tradicional? ¿Pagar con alguna moneda virtual, fuera del mercado «legal», en vez de Eurix? …
Ya sabéis aquello de las cuatro palabras, el yo pienso, tú atacas. A mi se me ocurre la idea, y vosotros os coláis con el puesto de limonada debajo del brazo 🙂 O eso, u os ponéis a imaginar. Y me contáis, claro 🙂
Rizando el rizo, ¿y si el banco fuera de tiempo?
http://blograme.com/banco-tiempo-blog/
Ángel, me parece que últimamente te estás juntando con malas compañías 😉
Pues yo creo que la invitación sería mejor para inversionistas que quieran crear una versión emprendedora de Micropolix. Que en vez de buscar trabajo, los niños tengan que crear un negocio que les permita obtener dinero.
Creo que es el proyecto e-twinning, uno que va de emprender y que lo están llevando a cabo en algunos centros. Al menos en mi cole lo hacían los de 2ºESO y tenían que interaccionar con uno de Malta y otro de Alemania. Algún padre he visto no muy contento con el experimento.
La verdad, cuando he leído el artículo, me ha recordado a las películas americanas. Esa gente saben buscarse la vida bastante bien 🙂