Nos esforzamos en crear bonitas gráficas que nos permitan entender fácilmente lo que nos quieren decir los datos. Gastamos grandes cantidades de dinero y esfuerzo en herramientas para mostrar dicha información por medios electrónicos. Sin embargo, cada vez estoy más convencido de que lo que llamaré la visualización con objetos físicos puede ayudar mejor a transmitir el mensaje que se pretende. Y para ilustrarlo mostraré unas estadísticas sobre la cantidad de café que tomo en una semana.
Visualización con objetos físicos
Una imagen vale más que mil palabras. Si esa imagen es algo que podemos poner delante de nuestras propias narices y tocar, probablemente valga más que un millón de palabras.
Hace algún tiempo pude leer un magnífico artículo sobre cómo hacer visibles las interrupciones que sufrimos en el trabajo cada día. Básicamente, en un equipo de trabajo agile, cada vez que se interrumpía a un miembro, éste inflaba un globo y lo dejaba por el suelo. Lejos de ser una fiesta de cumpleaños, transmitía el mensaje claro de la cantidad de tiempo que se estaba desperdiciando por cambios de contexto.
Un ejemplo más. Es posible visualizar el nivel de crisis de un proyecto indicando el nivel de DEFCON, tal y como expliqué en DEFCON1: Cómo sobrevivir a situaciones críticas en un proyecto.
Llevo desde hace algún tiempo dándole vueltas para hacer mi propio ejemplo. La inspiración me asaltó hace un mes, apilando vasos de usar y tirar del café que consumo.
Mis estadísticas personales del café que tomo
Hay gente que me pregunta de dónde saco el tiempo para hacer tantas cosas (parece que me «vendo» muy bien). Suelo contestar que durmiendo poco y tomando mucho café.
El café es a la ingeniería como la pulga al perro callejero. Inseparables.Haz click para twittearAdemás, uno está muy orgulloso de ser un Capitán Cafeína.
Cuando vivía en Madrid solía tomarme, de media, entre 5 o 6 cafés al día. Sí, es una barbaridad, pero es lo que había. Un café al llegar al trabajo, nada más llegar, temprano. Otros dos más por la mañana, con amigos y miembros del equipo. Otro después de comer, y un último a mitad de tarde. Esos 5 prácticamente fijos, y alguno más que solía caer (por ejemplo, al terminar reuniones complicadas).
Desde que vivo en Zaragoza, con menos estrés de vida y equipos distribuidos por media España, mi consumo de café ha bajado a unos 2 o 3 diarios.
Como quiera que me suelo tomar los cafés en mi mesa, mientras trabajo, suelo apilarlos según los voy terminando. La imagen de los vasos apilados me dio la inspiración para mostrar la estadística de los cafés que tomo actualmente. Me propuse empezar una pila nueva de vasos cada semana, durante cuatro de ellas (podía haber hecho el diario, pero opté por lo primero). El resultado, en las siguientes imágenes.
Algunas consideraciones
- El diseño de los vasos de GMV ha resultado maravilloso para la representación. Con un poco de ojo, contando los bordes blancos de los vasos se puede ver que, efectivamente, en la semana de más consumo (tercera) tomé 13 cafés (en días, algo menos de 3 cafés diarios).
- Para visualizar lo anterior, podía haber puesto post-its sobre cada pila de vasos, indicando el número de ellos. Así facilitaría la visualización.
- Sin embargo, opté por usar los post-its para explicar las diferencias respecto al comportamiento esperado (media). Las dos primeras semanas tienen un consumo sensiblemente menor a la media. La primera, por el puente de Mayo (semana laboral de 3 días, en vez de 5). En la segunda, coincidió con varias reuniones fuera de la oficina y alguna tarde trabajando desde casa. El resultado, en la siguiente imagen.
- No todos los cafés consumidos son de los que pone a nuestra disposición la empresa. De vez en cuando «me regalo» cafés de Eboca que tenemos en el edificio. El problema es que lo vasos de Eboca son ligeramente más altos que los de GMV y distorsionan la comparativa. Así que todo vasos corporativos para la representación, con permiso de Eboca (que son unos cracks en el diseño de los suyos).
Otras estadísticas
Aunque lo pensé tarde, podría ser interesante representar en base al día de la semana. Es de suponer que los lunes y viernes tomo más café, pero nunca he llevado la cuenta. Para ello podría haber marcado la base de cada vaso con la letra del día de la semana, para luego poder reordenarlos y mostrar dicha estadística.
Ya digo que no lo hice, pero ahí dejo la idea por si alguien se anima (en la siguiente fotografía, un ejemplo de a lo que me refiero).
Por supuesto, podría haber tratado de involucrar a mis compañeros de oficina en el experimento, para sacar comparativas. Pero les aprecio demasiado para meterles en semejante compromiso (con tintes frikis donde los haya).
El ¿futuro? de la visualización con objetos físicos
Cuanto más lo pienso, más convencido estoy del poder de la visualización mediante objetos físicos que puedes manipular, no solamente ver (con mayor o menor grado de interacción) en un documento o una pantalla digital.
Usar objetos como globos, vasos de café o una escala (caso del DEFCON) es realmente sencillo y barato. Pero hay dos tecnologías que podrían contribuir a potenciar estas visualizaciones: la impresión 3D y los hologramas.
Repescando en la memoria el artículo sobre el hombre anumérico (o éste otro de El Laboratorio de las TI, que surgió del anterior), podemos hacernos una idea muy aproximada del tamaño de las cosas, sin recurrir a los manidos números que muchas veces no nos dicen nada, simplemente evocando una imagen.
La impresión 3D puede facilitarnos pasar de la imaginación al objeto físico que muestre la comparativa. Ahí dejo la idea.
Sobre los hologramas, y por no alargar ya demasiado este post, recomiendo la lectura del artículo El Holograma como Nueva Interfaz, de Enrique Dans.
¿Qué hacer con los vasos?
Ahora tengo «unos cuantos» vasos de café, que podría simplemente reciclar … o aprovechar y hacer algo con ellos. La idea no es nueva, ya hice un árbol de Navidad para felicitar las navidades de 2013.
Así que algo tendremos que hacer con ellos.
Seguiremos informando 🙂 .