Zev Hoover tiene 14 años. Zev Hoover tiene una cámara de fotos. Zev Hoover sale un día de paseo al campo e imagina lo divertido que sería ser un liliputiense, ver el mundo desde esa perspectiva. Hasta aquí todo normal.
Pero Zev Hoover no es un niño, un adolescente, normal. Zen Hoover tiene algo más que una afición: tiene pasión, convicción. Y, por supuesto, talento. Mucho talento.
Zev Hoover se ha hecho famoso recientemente a raíz de la publicación en Flickr de una serie de fotografías en la que los personajes (con él como protagonista) aparecen reducidos, cual liliputiense, en escenas idílicas. Más de cien mil «Me gusta» en Facebook cuando publicó una fotografía. No está nada mal.
Las fotografías, que podéis ver en el enlace anterior, merecen muchísimo la pena. Son un regalo para los sentidos. Aquí tenéis una muestra.

La historia de Zev no comienza aquí. Con tan solo 8 años empezó a mostrar interés por la fotografía. Vista la afición del pequeño, sus padres terminaron por comprarle una cámara compacta en eBay. Con 10 años inició su propio proyecto, Snugg LePup, fotografiando a su oso de peluche durante 365 días seguidos en diversas situaciones. Y ahora las fotografías que dan pie a esta entrada, y que él mismo compone (en ocasiones con ayuda y consejos de su hermana de 18 años) usando Photoshop, que ha aprendido a utilizar mediante tutoriales en Internet.
Qué podemos aprender de Zev
Empezaré diciendo que no es fácil tener las ideas claras, saber cuáles son tus sueños. Menos aún que dichos sueños se adapten a tus talentos. Y menos todavía que a una edad tan temprana pongas el empeño de Zev para llevarlos adelante.
Todos soñamos cosas. Todos imaginamos cosas. Todos podríamos pensar ¡ guau, molaría ser un liliputiense! porque a todos nos han contado cuentos de pequeños y estimulado nuestra imaginación. Pero no todo el mundo tienen la visión y el empuje para hacer dichos sueños realidad haciendo aquello que mejor saben hacer. En el caso de Zev, la fotografía.
Más aún, no solo es tener la idea, incluso la visión. Es sacarla adelante. Imagino la de horas que habrá pasado Zev delante del ordenador editando las fotografías. Imagino las horas que habrá pasado soñando, ideando, paisajes. Haciendo, deshaciendo. Y eso solo es posible con motivación, con convicción en lo que uno hace. Disfrutando.
¿Cuántas ideas has tenido? ¿En cuántas has puesto todo tu empeño? ¿Has tenido éxito, aunque solo sea la satisfacción personal (que no es poco)? Si es así, enhorabuena. Si no, piensa en qué has fallado.

Zev ha conseguido algo más que ser creativo. Ha llevado su proyecto a buen puerto. Ha añadido valor: aunque no se lo propusiera, le están ofreciendo entrevistas en televisión, proyectos publicitarios, los fabricantes le regalan equipos fotográficos. Creatividad sin valor es «solo» eso, creatividad. Creatividad con valor, del tipo que sea, es innovación.
Ha conseguido hacer las cosas tan bien que le ha llevado al reconocimiento, a la fama. El Miracielos lo han visitado en año y medio miles de personas. No escribo pensando en esos números, pero todos los días me alegra ver que alguien se ha dejado caer por aquí. Si en vez de miles fueran millones, y en pocos días, puedo imaginar la satisfacción del «pequeño» Zev.
Talento. Creatividad. Motivación. ¿Es suficiente?¿Cómo ha conseguido esto, al margen de lo ya citado? En mi opinión hay dos factores clave más. El primero es el apoyo, en este caso de su familia. El segundo, saber compartir lo que uno hace.
Sus padres, su hermana, le han animado, le han dado los medios. Han sabido reconocer la afición y el talento del pequeño y le han apoyado. Ni siquiera hizo falta comprarle un equipo fotográfico caro. Todo empezó con una simple cámara compacta.
Los niños tienen muchas modas pasajeras y es fácil sucumbir a lo que terminan siendo caprichos. Pero creo que es labor de los padres saber distinguir esa chispa, ese don, que les hace diferentes y que realmente les motivará. Sin que tengamos que estar todo el día salvo para darles consejo. Y lo mismo sucede en el trabajo. Debemos saber identificar los potenciales de la gente, y apoyarlos con medios y palabras, para que puedan sacarlos adelante. En el beneficio de todos.
En segundo lugar, Zev se ha hecho famoso no por casualidad. Ha usado las redes sociales (Flickr y Facebook) para dar a conocer su trabajo.

Haz las cosas bien y ponlas donde todo el mundo las pueda ver. Me encanta este consejo de Austin Kleon en su libro Steal like an artist. Además Zev ha compartido sus fotos bajo una licencia Creative Commons, de manera que en un blog se pueden poner sus trabajos referenciando al autor. También tiene un blog, Fiddle Oak, en el que cuenta cómo ha hecho algunas de las fotografías.
Conclusiones
Talento. Imaginación. Pasión. Dedicación. Ganas de aprender. Motivación. Disfrute. Apoyo. Dar a conocer. La receta perfecta para el éxito.
Sin duda, todo un ejemplo a seguir.

Ángel me gusta mucho el post pero hay algún punto que no comparto contigo.
Creo que precisamente Zev Hoover es un chico normal, pero que ha tenido la suerte de nacer y crecer en el mejor entorno del mundo para poder desarrollar su pasión (padres/sociedad/etc.). Personalmente creo que absolutamente todos los seres humanos somos capaces de ser realmente brillantes en algo porque todos tenemos mucho talento. La clave está en encontrar las condiciones óptimas para desarrollar ese talento.
Un saludo y ya te sigo en Twitter 😉
Sara
Entonces no estamos en desacuerdo! Efectivamente el entorno social y familiar nos condiciona muchísimo en nuestras expectativas y logros.
Tu comentario cierra perfectamente el post.
Nos seguimos también en Twitter!!!