En justicia no debería meter en el saco de la innovación una creación que no sólo no se ha llegado aún al mercado, sino que todavía no ha obtenido las aprobaciones correspondientes para poder ser comercializada. Está en fase experimental. Pero en justicia también, el caso de Jack Andraka, quien antes de cumplir los 16 años ha sido capaz de crear un sensor altamente fiable y de bajo coste para diagnosticar el cáncer de páncreas en estados tempranos de la enfermedad, debe servir como fuente de inspiración y motivación para muchos innovadores.
Cuando Jack Andraka tenía 13 años, un amigo de la familia, muy querido por él, falleció de cáncer de páncreas. Esó le impactó tanto que decidió embarcarse en el estudio de una posible cura para dicho cáncer. Armado tan solo de Internet (Google y Wikipedia) descubrió que las pruebas de diagnóstico eran poco fiables y muy caras, y que cuando daban resultados la probabilidad de supervivencia del paciente era de entorno al 2%. El resto de la historia, mejor contada por él mismo en el siguiente video.
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¿Qué actitudes, valores y consejos podemos sacar de este caso, que también están presentes en otras muchas innovaciones? Vaya por delante que este caso ha tenido mucha repercusión mediática por la edad de Jack, y que probablemente eso le haya beneficiado y perjudicado al mismo tiempo. Beneficiado por la citada repercusión,y perjudicado porque podemos estar tentados a pensar de que tiene más de cuento de Disney que de caso real. Sea lo que fuere, las lecciones aprendidas las podemos sacar en cualquier caso.
En primer lugar, un hecho personal (el fallecimiento de un ser querido) es el originador de toda la historia. El deseo inicial nos podría haber dado a cualquiera, pero no todo el mundo tiene la paciencia, el tesón y la determinación de ponerse a investigar en algo que, para colmo, parece reservado a científicos con bata blanca en laboratorios.
En segundo lugar, cabe destacar que los recursos que Jack necesitó para la primera ideación del sensor están al alcance de todos: de hecho, Internet. Muchas veces no es una cuestión de recursos materiales. En la sociedad de la información, los medios para investigar e incluso producir están al alcance de todos (impresión 3D, Open SW, Open HW, etc).
Por supuesto, además, hay inspiración y mucho esfuerzo. Analizar 4000 proteínas es para volver loco a cualquiera, y tirar el guante casi de salida. Por eso sólo triunfan algunos.
Una vez con la idea base en su mente, ya no se basta con sus propios medios. Necesita ayuda. Y, claro, como (casi) todo innovador, piensa que su idea es maravillosa y que se la van a quitar de las manos. Craso error. Solo una Universidad entre 200 hace oído a sus ideas. La confianza en lo que uno hace no está reñida con el hecho impepinable de que no a todo el mundo le tiene por qué gustar. Más todavía, esa confianza es la que va a permitir desarrollar y defender una idea, como le pasa a Jack Andraka en la universidad que termina apostando por él.
También debemos recordar que no se puede dar algo por terminado demasiado pronto. Jack contacta con la universidad Johns Hopkins, no solo para tener los medios y poder seguir investigando, sino también para validar su propuesta y continuar mejorándola con los que saben. En el lenguaje de la innovación, otro acierto de Jack es ir con una propuesta sólida debajo del brazo, con un prototipo. Desarrolla la idea hasta que considera que está madura para la siguiente fase.
Oyéndole hablar, por mucho que se haya preparado la charla, no cabe duda de que tiene una gran capacidad de comunicación y oratoria. Esto es fundamental, si queremos convencer a nuestro interlocutor y el tiempo que tenemos para ello es limitado. Recordemos el episodio de los doctorandos sometiéndole al tercer grado. .
¿Es o no es una innovación? A falta de los tests clínicos, el invento es prometedor.
- Tiene un coste de unos 3 céntimos y hace el análisis en 5 minutos. Supone una ventaja enorme sobre los métodos tradicionales, cuyo coste oscila los 800$ (26 mil veces más caro) y tienen un tiempo de respuesta 168 veces mayor.
- Es 400 veces más sensible que la tecnología aceptada actualmente.
- Permite el diagnóstico temprano de la enfermedad, casi desde el principio (cuando la probabilidad de supervivencia es casi del 100%)
- Los principios en los que se sustenta podrían ser aplicados a otras detecciones, no solo la de cáncer de páncreas.
Es decir, proporciona un enorme valor sobre la solución actual, en costes y eficiencia.
Quiero pensar que el sensor será aprobado por las autoridades sanitarias (tras el periodo de pruebas correspondiente). Y que, efectivamente, el principio de dicho sensor se podrá aplicar a otras enfermedades. Porque, aparentemente, es un sensor muy preciso, fiable, y de bajo coste.
¿Se puede pedir más?
Hola Ángel,
pues ojalá tenga razón el chico.
Yo también me he hecho las mismas preguntas que él.
Frente a estos temas tan complicados es necesario mucho esfuerzo, trabajo, y también ser muy brillante.
Me ha gustado mucho. Cuando lo leía me estaba quedando de piedra, no conocía esta noticia.
Buen fin de semana 🙂
Efectivamente, a la determimación, hay que sumar el esfuerzo y el ser brillante.
Al margen de los aspectos humanos de la historia, que los tiene y muchos, un mensaje importante es que las herramientas, la información, están ahí. Ya no son coto privado de grandes especialistas o grupos científicos. Las herramientas, los medios, están al alcance de quien los quiera utilizar.
Gracias por comentar y buen fin de semana! Espero con ganas tu próximo post 😉