Por una Europa tecnológicamente independiente

Tengo malas noticias para aquellos que han tenido un ataque de esos absurdos (por carecer de cualquier efecto práctico) de dejar de consumir productos americanos a raíz del nombramiento de Donald Trump como presidente de los EEUU. La cosa está complicada, muy complicada: Google, Amazon, Twitter, Microsoft, Apple, Facebook, LinkedIn, Instagram, … Me temo que dependemos en exceso de los productos y servicios de grandes empresas americanas. La dependencia tecnológica de Europa es un problema. Un problema muy gordo.

Galileo y la independencia tecnológica europea

He participado durante 17 años en  Galileo, el sistema de navegación por satélite europeo. Vaya por delante que las opiniones que siguen son exclusivamente personales, no de la empresa para la que trabajo. Galileo no es la competencia de GPS (¡americano!). Galileo complementa al anterior: usando ambos, la precisión y disponibilidad del servicio es mucho mayor. Pero, más importante todavía, Galileo es totalmente independiente de GPS. Si en tiempos de crisis, conflicto bélico o, simplemente, porque a alguien se le ocurre limitar el uso de GPS en alguna parte del mundo making America great again,  al menos los europeos tenemos nuestra propia solución.

Galileo

De no tener Galileo, el mayor no sería volver a los mapas de papel o la guía de gasolinera de turno. La lista de aplicaciones industriales, civiles y de las fuerzas de seguridad del estado es muy larga. Los sistemas como Galileo y EGNOS guían coches, barcos y aviones. Prácticamente todo el mundo de la logística depende del posicionamiento proporcionado por GPS. Genera referencias de tiempo precisas que se usan en una amplio abanico de sectores: finanzas, energía, ….

No es un secreto que Galileo acumula numerosos retrasos y sobrecostes. Pero ese es un problema que merece otro análisis. Pese a las discrepancias, a los conflictos de intereses de los países europeos y la industria aeroespacial, Galileo es un éxito y una necesidad:

  • Permite a Europa desarrollar su propia tecnología, y no solo en la parte espacial: receptores Galileo, soluciones integradas, nuevas aplicaciones.
  • Posibilita a las empresas europeas competir a nivel mundial en sistemas y aplicaciones de navegación
  • Se desarrolla el I+D+i en multitud de campos
  • Posiciona a Europa en un sector clave como el espacial
  • Crea empleo cualificado
  • Da independencia en aspectos claves de seguridad nacional
  • Permite compartir conocimiento y colaborar entre empresas de los estados miembros

Y el reto no es solo tecnológico. El verdadero reto es la colaboración entre los países de una maltrecha Unión Europea. Una visión común y una experiencia que deberían poderse llevar a otros ámbitos. Ningún país puede, por sí solo, competir tecnológicamente con EEUU.

La dependencia tecnológica de Estados Unidos

Volvamos a los llamados GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon). Es un secreto a voces que dichas empresas tienen la capacidad, y presumiblemente el interés, de ser las nuevas entidades bancarias (reemplazando a los bancos tradicionales) o incluso proveedores de servicios de telefonía e Internet. ¿Nuestro dinero, nuestra capacidad de comunicarnos, en manos de empresas americanas? ¿Sin alternativa? Al menos, en lo que respeta a la protección de datos, la Comisión Europea ha mostrado su preocupación.

Volver a los mapas de papel

¿Significa esto que estamos perdidos?

El buscador de Google no tiene, hoy en día, competencia. Ni dentro ni fuera de Estados Unidos. La capacidad de inversión e innovación de las empresas americanas en otros muchos sectores, tampoco. Lo cual no quiere decir que sean imbatibles (que se lo hubieran dicho a Microsoft hace 20 años).

Estatua de la libertad

Sí, si no hacemos nada. Europa debe hacer lo indecible para:

  • Disponer de tecnología y empresas punteras en sectores de futuro altamente estratégicos, tales como el tratamiento masivo de datos (Big Data), Inteligencia Artificial, robótica, eHealth, Internet de las Cosas  y un largo etcétera.
  • Crear polos de atracción que estimulen la creación de empresas tecnológicas punteras. Construir un «SIlicon Valley europeo».
  • Retener talento, tanto de personas como de empresas. Cortar la hemorragia de empresas cuyos fundadores van a EEUU para hacerlas crecer.
  • Estimular la formación, adaptando las políticas educativas a la realidad del mundo que se vislumbra.
  • No copiar el modelo de innovación americano, sino desarrollar uno propio que se amolde a la realidad europea, tal y como subraya Xavier Ferràs en este artículo.

Por supuesto esto requiere tener una visión e intereses comunes, y una estrategia clara. Cualquier iniciativa que se establezca debe ser consecuente con estos objetivos. No debe ser un mero ejercicio económico para estimular el sector, sino que debe perseguir unos objetivos claros, como los anteriormente citados. Se debe exigir que programas como el famoso Horizon 2020 (H2020) den resultados en la línea anterior.Y, sí, por supuesto, con dinero público mientras sea necesario.

Porque el cambio necesario tendrá que venir de políticas europeas, difícilmente de la iniciativa privada. Dicho camino tiene vertientes culturales y económico financieras. Pero articuladas desde la política. Merece la pena releer el artículo de Javier Megías sobre el éxito de Israel, el segundo ecosistema de startups más importante del mundo.

Fuera los complejos

Fuera los complejos. En el Centro Europeo de Investigación Nuclear (el CERN) se inventó la web, allá por 1989. A principios del siglo pasado Alemania se convirtió en un hervidero de las mentes más brillantes de la época, de cuya colaboración surgió la física cuántica.

Mucho se critica la inversión pública en el sector aeroespacial, pero es uno de los pocos sectores donde no hay una dependencia tecnológica con otros países. Al ya mencionado caso de Galileo (por cierto con una importante y reseñable participación de la industria española), conviene añadir empresas como Airbus, o casos de éxito como los lanzadores Ariane, por citar unos cuantos. Un sector, dicho sea de paso, altamente estratégico, especialmente en sistemas de transporte y lanzamiento de bajo coste. Y ahí tenemos a la empresa española PLD Space, de cuyo accionariado forma parte GMV. Fuera del sector aeroespacial, países como España son líderes en el sector de las energías renovables.

Dada la distancia que nos separa hoy en día de dichos gigantes del GAFA, puede que no sea sencillo tener alternativas europeas, como Galileo. Pero sí conviene posicionarse estratégicamente con empresas, productos o servicios complementarios líderes en sus mercados. Para tener capacidad de negociación.

Como en el chiste aquél del que va al dentista y, nada más sentarse en el sillón, agarra al médico por sus partes nobles y le dice: No nos vamos a hacer daño, ¿verdad doctor?

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8 comentarios

  1. Lo malo de lo que comentas es que nunca ha habido una auténtica política europea. Siempre se ha dependido de EEUU para todo. No pongo ejemplos para no herir sensibilidades.

    Ahora puede ser un buen momento para plantearse una independencia o al menos autonomía tecnológica. Lo de GAFA viene muy bien como metáfora visual porque a saber qué les puede ocurrir a dichas empresas con las ocurrencias de Trump.

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