Si hubiera preguntado a mis clientes qué es lo que necesitaban, me hubieran dicho que un caballo más rápido. (Henry Ford)
El arte de saber preguntar. Preguntar qué necesidades reales tienen nuestros clientes, no cómo satisfacerlas. Resolvemos problemas, no planteamos soluciones. Lo segundo es una consecuencia necesaria de lo primero.
¿Tienes hijos? Si es así, sabrás a lo que me refiero. Un niño responde a lo que le has preguntado. A veces parece que no, y obviamos la respuesta, y le volvemos a preguntar, y así hasta que dice algo que encaja en nuestros esquemas. Pero, normalmente, ya en la primera respuesta tienes mucha, mucha más información que la que puedas imaginar.
Pregunta, investiga, observa, no sólo para qué lo usan, sino qué hacen antes y después de usar tu producto. Este sencillo consejo te abrirá un mundo de posibilidades.
2 comentarios