Esto te puede pasar, si no sabes delegar

Atentos al vídeo de Solocomedia que me ha llegado:

El peligro de la delegación. Y de la externalización. Encomendar una tarea a un tercero y olvidarnos de ello, pensando que se habrá completado satisfactoriamente y según nuestras instrucciones.

La parodia anterior, si bien un tanto exagerada, refleja una realidad que sucede todos los días: con compañeros, subordinados, proveedores. Y cuanto más crítica es esa tarea para la consecución de nuestros objetivos, no solo mayor tendrá que ser la credibilidad de ese tercero, sino  también el seguimiento que tendremos que hacer de la tarea.

Si delegamos o subcontratamos/externalizamos una cierta tarea deberemos:

  1. Asegurarnos de que la tarea se ha entendido perfectamente, en naturaleza y plazos, dejándola a ser posible por escrito. Esto no incluye solamente los objetivos en sí sino, más concretamente, las entradas (información e items que se necesitan) y las salidas que se esperan (e.j. un informe, un plan, etc).
  2. Pedir información periódicamente (feedback) de la evolución de la tarea: logros, problemas, grado de progreso (cuantificable), etc.
  3. Asegurar que las entradas que se necesitan están en los plazos establecidos, sobre todo si la delegación incluye a varias partes.

Si somos nosotros los que vamos a ejecutar la tare a para un tercero, debemos tratar de conseguir transmitir la máxima confianza posible, teniendo en cuenta los puntos anteriores. Suele ser una buena práctica mandar informes periódicos, recalcando el estado de las actividades y señalando cualquier problema que pueda afectar al éxito del resultado.

La delegación de tareas no es un abandono de las mismas. O va acompañado de un seguimiento, o puede conducir al más rotundo fracaso.

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11 comentarios

  1. En el post anterior, ya introduje la expresión de ‘federación de competencias’ que es algo más que la simple delegación. La persona ‘delegada’ no es una simple subordinada más, sino que tiene que compartir las competencias de la persona que delegue…

    Y cuando digo competencias, me refiero también a ser competente… pero esa es ya otra historia…

    @empleopositivo

    1. Gracias #Jerby!

      Sí, cuando vi tu comentario sobre el delegar, y teniendo como tenía este artículo preparado, se me escapó una sonrisilla 🙂

      Existen varias formas de delegar, con una mayor o menor corresponsabilidad. Lo que nunca se puede hacer es abandonar las cosas a su suerte, y no asegurarse de que se cumplen las condiciones necesarias para ello y se están ejecutando. No solo es una cuestión de confianza: es apoyo, interés y reconocimiento.

      La diferencia todavía se ve más clara en la externalización de servicios, sobre todo aquellos que son más críticos.

      ¡Muchas gracias por comentar!

  2. Aparte de tu Post Ángel, que me ha encantado… me he reído tanto que necesito hacer el comentario.
    Sin ánimo de ridiculizar Paquito El Chocolatero, que nadie se ofenda, que debo reconocer que lo he bailado en múltiples ocasiones, como todo hijo de vecino por estos lares… Me parece acertadísimo en el vídeo, ya que transmite ese cierto toque farandulero, de fiesta, del todo vale, del no pasa nada… ante la falta de supervisión y control que muchas veces se produce sobre la externalización por el mero hecho del «ya les conozco como trabajan». Aunque claro, ésto muchas veces impacta sobre el proyecto… y ahí ya cambia la banda sonora, ¿verdad?.
    Saludos

    1. Gracias Susana!

      Me alegro de que te haya gustado. Yo me reí un montón, aunque luego me salió la vena bloguera y «parí» este artículo.

      El vídeo está lleno de sutilezas, como cuando, al final, el camarero le va a consolar poniéndole la mano en el hombro pero se la retira (como si no ser mereciera ni eso). Y, sí, es una mezcla satírica muy buena, que combina un momento que debería ser de diversión y alegría con la crudeza de la realidad.

      Muchas gracias por comentar!

  3. Muy bueno Ángel. Los actores magnificos.
    Yo creo que final el camarero no le da las palmaditas en la espaldas porque un tio que se olvida enviar las invitaciones de boda, la novia se va con el digusto y el se queda tan pancho comiendo su plato… tiene que tener horchata por sangre.

    Muy bien traido el tema de la delegación y una claro ejemplo de que es una tarea necesaria pero que hay que estar encima de ella.

    Un abrazo.

    1. Gracias Julián!

      Como bien decías en Twitter, me he atrevido con el vídeo en plan vuestros vídeos del viernes (intrusismo bloguero 🙂 ) Creo que, como hacéis vosotros, se puede contar más y de manera más efectiva, con vídeos como este con con decenas de líneas escritas.

      Saludos,
      Ángel

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