Tengo dos hijos pequeños. El otro día tuvimos que ir a cambiar un muñeco del juego de los Skylanders (para jugar con la consola) que había salido defectuoso y no funcionaba. Entre unas cosas y otras volvimos tarde a casa, y al día siguiente había colegio. Nada más llegar, mi hijo pequeño, de 4 años, me pidió el muñequito. Enseguida supuse que, como es lógico y normal, estaba deseando ponerse a jugar con el muñeco y la consola (lo habíamos compramos el sábado y no pudo jugar en todo el fin de semana, a pesar de que llevaba tiempo pidiendo el muñeco). ¿Lógico, no? Pues no. Menos mal que soy perro viejo en esto y, antes de montar una bronca, negándome a dárselo bajo los argumentos de que no son horas etc etc etc, desafié los límites de la lógica y le pregunté que para qué lo quería. Resultó que solo era para ponerlo en la estantería, dispuesto en la fila, con todos los demás. En cuestión de segundos, gracias a haber preguntado, los dos contentos: el Skylander en la estantería con el resto de sus muñecos, y el niño derecho a la cama. Una vez más me funcionó lo que denomino la estrategia Pokemon.
La estrategia Pokemon es una especie de alarma que salta en mi interior cada vez que me enfrento a una petición de mis hijos, y que procuro llevar también en mi trabajo. El nombre viene de un error monumental de cálculo que cometí hace dos o tres años con mi hijo mayor. La historia es la siguiente.
En la urbanización en la que vivíamos los niños un poco más mayores que el mío decidieron montar un rastrillo, y vendían (sobre todo) juguetes que ya no usaban. Era por pura diversión, y resultó una iniciativa de lo más simpática.
Mi hijo mayor, que por entonces (y aún ahora) estaba emocionado con los Pokemon, vió una figura de juguete y la quiso comprar. Ya le habíamos comprado otras cosas ese mismo día así que le dijimos que no (si sois padres entenderéis a lo que me refiero). Él es un niño muy bueno y no suele pedir muchas cosas, pero por algún motivo quería ese muñequito y tuvimos bronca en casa con él hasta la noche. El rastrillo duraba toda la semana, por lo que al día siguiente volvió a la carga. Le mandamos a preguntar el precio y volvió diciendo que eran ¡¡¡¡5 EUROS!!! Yo sabía el precio de esos muñecos en la tienda. No hacía demasiado les había comprado una caja de 4 muñecos por poco más de 7 Euros, por lo que el precio estaba claramente disparado.
Se subió a casa sin muñeco y me pasé lo que quedaba de tarde y parte de la noche tratando de hacerle entender que no era buena idea comprar el juguete, y que no podíamos permitir ese abuso en el precio. No intentéis convencer a un niño de que no puede comprar algo porque el precio no es justo. Dos tardes y dos noches discutiendo con un niño agotan al más duro de los negociadores, y ahí cometí mi gran error. Para hacerle entender y demostrarle que antes de comprar algo hay que sopesar el precio, le prometí que esa misma noche le compraría otra caja de las de casi 8€, con los cuatro muñecos, por Internet. Él se quedó aparentemente contento, y yo orgulloso de mí mismo por haberle hecho razonar, con sus 5 añitos. En cuatro se durmió, hice lo prometido y le compré la caja.
Pero él no quería una caja de Pokemon. El quería ESA figura de Pokemon en particular. Al día siguiente, a pesar de haber pedido ya la caja entera, volvió a la carga. Tanto insistió cuando bajamos al rastrillo que decidí yo mismo ir a preguntar por el precio del juguete. En mi defensa, si es que la tengo, diré que había algunas inconsistencias simpáticas. Por ejemplo, había un cartel con una oferta de palomitas y limonada, que resultaba ser más cara que comprar las palomitas y la limonada por separado 🙂 Cuando me dijeron el precio del Pokemon que quería mi hijo me quise morir: ¡¡¡5 CÉNTIMOS DE EURO!!!. Agaché las orejas, volví donde estaba el niño, le di los 5 céntimos y le dije que se comprara el Pokemon.
La estrategia Pokemon
Ponle en el nombre que quieras, pero que te recuerde a algún error garrafal como el que acabo de contar. Para mí, yo llamo la estrategia Pokemon a preguntar, escuchar, valorar, no prejuzgar y adaptar el lenguaje a tu interlocutor.

- Cinco euros en un rastrillo con precios irrisorios incluso para el resto de juguetes (luego lo supe) era una barbaridad que me tenía que haber hecho pensar y averiguar más. Además la información venía de un niño de 5 años, que sí sabía que el dinero son euros, pero ni idea de lo que son los céntimos. Le dijeron 5 céntimos de euro y él se quedó con el dato de 5 euros.
- No supe adaptarme a su lenguaje y forma de razonar. Doy fe de que no puedes tratar de convencer a un niño con argumentos de mayores. De haber sido realmente 5 euros el precio real, los argumentos debían haber ido por otros derroteros.
- Él no quería una caja. Le gustaba ESE muñeco en particular. Quise salirme con la mía, incluso pagando un precio más alto.
- Puede incluso que si hubiera sacado una caja de la chistera, si la hubiera comprado directamente en la tienda y se la hubiera ofrecido en casa antes de bajar al rastrillo, quizá, y solo quizá, se hubiera conformado. Pero solo recibió la promesa de la caja de muñecos, mientras que lo que él quería estaba ahí, visible, al alcance de la mano (y la cartera). La inmediatez de las cosas que ofrecemos debe jugar siempre a nuestro favor, y no en nuestra contra.
El resultado fue el disgusto del niño durante un par de días (que obviamente se le olvidó en cuanto se hizo con el juguete), el desgaste de la discusión, un gasto innecesario de casi 9 euros (con los gastos de envío), 4 figuras de juguete más invadiendo la habitación, y la cara de tonto que se le queda a uno por todo lo anterior. Además mi hijo pudo perfectamente sacar la conclusión de que, poniéndose suficientemente pesado, puede conseguir de mí lo que quiera (¡y no va desencaminado!)
En el lado positivo, una enorme lección aprendida, y una (espero divertida) historia para el blog.
¡Gracias por comentar!
Ángel gran reflexión y muy buen traida. Creo que tod@s un poco más o un poco menos hemos caido en cierto prejuicio al tratar con un niño (nuestro o no) y no hemos sabido darnos cuenta a tiempo que el gran equivocado éramos nosotros por no escuchar, entender y luego actuar.
Una lección a imprimir y ponerla en la pared para no olvidarla.
(Vamos a necesitar una oficina con las paredes grandes ;))
Gracias por el artículo.
Un abrazo.
Muchas gracias Julián.
Los niños nos enseñan muchas cosas, porque en el fondo el trabajo y los negocios no son tan distintos de la vida diaria. Al final tratamos con personas, con sus deseos, inquietudes y forma de ver y entender las cosas. Los niños tienen ese punto de ingenuidad y sinceridad que nos recuerda lo equivocados que estamos cuando prejuzgamos o tomamos decisiones en base a lo que nosotros creemos.
Reconozco que les tengo una manía a los Pokemon que no te puedes imaginar, pero gracias a ellos aprendí (o recordé) un puñado de lecciones de vida.
¡Gracias por comentar!
Ángel
A esas edades, parece que funciona bien la psicología inversa…
Funciona, funciona… 🙂
Muchas gracias Belén! Hace tiempo que sucedió y ser lo conté a dos amigas en el trabajo (te puedes imaginar), narrado día a día 🙂 Todavía se deben de estar riendo.
En cualquier caso, como decía en Twitter hace poco, los niños nos recuerdan los principios y normas más elementales.
Un abrazo!
Ángel
Hola Ángel,
Muchas gracias por este artículo y por tu blog. Soy Docente y Formador, y les pido a mis estudiantes que hagan comentarios de texto, básicamente que den su opinión razonada sobre algún artículo o alguna noticia. He utilizado este artículo como base para crear un TEXTO que podrán comentar para preparar los comentarios de texto que deben hacer en las sesiones de trabajo. Sería genial que me dieses feedback para corregirlo de forma que estés de acuerdo con lo que he puesto (he añadido algunas cosas que también tienes en otros artículos de tu propio blog). Me gustaría que ese feedback me lo dieses aquí en tu propio blog.
http://fol-formacionyorientacionlaboral.blogspot.com.es/2015/11/foro-de-debate-escucha-activa-la.html
Gracias de antemano.
¡Muchas gracias Gustavo!
Es todo un honor que el artículo te haya servido de inspiración para crear el tuyo y proponerselo a los alumnos.
Poco puedo añadir, salvo que se trata de un excelente resumen. Huelga decir que me permito compartirlo en las redes sociales.
¡Un abrazo!
8)
Es todo un placer disfrutar de la lectura de tu blog, y tu respuesta me deja sin palabras.
Enhorabuena por el trabajo que compartes desde aquí.
¡Gracias de nuevo! 8)