El software libre es cosa de hippies melenitas de garaje. No, no os asustéis. No es una opinión personal (todo lo contrario), pero os juro que me lo dijeron una vez. Y aún no doy crédito a mis oídos. Según el argumento de mi interlocutor, el software comercial es para gente y empresas serias.
Con un par.

El mundo ha cambiado, pero hay empresas que insisten en competir en un mundo que ya no existe. La lista de las empresas más potentes del mundo cambia cada 10 años, y solo algunas de ellas se consiguen mantener (no te pierdas el artículo ¿Puede Apple acabar como Nokia?, de Roberto Espinosa).
Ya no pagamos por enciclopedias de cientos de volúmenes, ni aún en DVD. Para qué, teniendo Wikipedia (y, en la práctica, todo Internet). Gran parte del software se está convirtiendo en una commodity, y solo se salva el altamente especializado o hecho totalmente a la medida. Se paga por conocimiento, por know-how, por ingeniería, por integración de tecnologías. Pero también por flexibilidad, por rapidez de respuesta, por satisfacción del cliente.
Frases como la que abre este artículo pueden ser un bonito epitafio para la propia tumba. Una muerte prematura y anunciada.
Como gran defensor y usuario desde hace años de software libre, no puedo estar más de acuerdo contigo.
Hoy contamos con sistemas de código abierto (que no por ello siempre gratuito) con los que podemos optimizar nuestros recursos, de muy alta calidad y con la capacidad de ayudarnos a competir en un mercado en el que tanto los grandes como los pequeños podemos tener las mismas oportunidades.
Gracias a eso, Fran, puedo tener un blog con WordPress 🙂 El modelo de negocio es incontestable, gracias a que además hay un grand producto detrás.
¡Gracias por comentar!
8)
El software libre forma parte ya de la economía colaborativa. Economía que algunos creen que también es cosa de melenitas.
Si seguimos con la competición salvaje, acabaremos antes con nuestro plantea.
¡Gracias #Jerby!
No tengo yo muy claro que se pueda considerar el software libre como parte de la economía colaborativa. No soy un experto en el tema, pero creo que surge más de iniciativas personales que de un objetivo inicial de «monetizarlo» (ahora que está tan de moda el palabro en cuestión). La motivación no es necesariamente económica ni colaborativa. Hay desarrolladores que publican software libre como escaparte personal (¿qué mejor CV que el propio trabajo hecho, que usan mies, millones de personas?)
Sí es cierto que tiene una componente colaborativa: todo el mundo, incluyendo a los propios desarrolladores, comparten y se benefician de lo que hacen los demás. Y sí hay modelos de negocio definidos y establecidos.
Se esté de acuerdo o no, es una interesante reflexión.
¡Gracias por comentar!
8)
En una sociedad del conocimiento, hacia la que nos dirigimos a diario, lo menos relevante es la disponibilidad de una herramienta. Lo importante es lo que se pueda hacer con ella.
¡Muchas gracias William!
Corrígeme si me equivoco, pero entiendo que te refieres que lo importante es la necesidad que pretendemos satisfacer, no tanto cómo se nos presente (open source o licenciado). En ese caso, estoy totalmente de acuerdo contigo.
Nadie dice que el software propietario y libre no puedan coexistir. Cada uno tiene un propósito, al margen de los intereses comerciales de quienes puedan sustentarlo. Pero, insisto, es un error desestimar uno para quedarnos solamente con el otro. Por cabezonería, o por no saber interpretar los nuevos tiempos.
¡Gracias por comentar!
8)